¿QUÉ SACAMOS EN CLARO?

 

El compañero Aurelio García-García, en los tres artículos que escribió, exponía, aparte de sus propias opiniones, diferentes narrativas que acostumbramos a escuchar y a rebatir con muchos otros hombres (y mujeres) que no participan de forma activa en los feminismos, ni muestras interés por ellos y por los debates que se están produciendo.

Se analizaron muchas cuestiones muy interesantes, aunque la discusión finalmente se centró en los asuntos y mensajes que trasladamos mal al resto de hombres y a la sociedad en general. Se habló bastante de los privilegios masculinos y de sus costes, de la interseccionalidades que atraviesan a los hombres,  de la mala comunicación en los discursos dirigidos hacia los varones, de las identidades, de estereotipos y socialización, de la búsqueda de aprobación de los feminismos, de los mensajes postmachistas que calan y monopolizan, etc., etc., etc.

Algunas de las ideas destacables que aparecieron en el debate fueron:

  • Los hombres y jóvenes se identifican con la Igualdad, pero no con el feminismo.

Estos viven el feminismo como algo ajeno a ellos, que no trata sus problemáticas. Más bien, se sienten atacados, y no comprenden muchos de los argumentos, palabras y términos grandilocuentes y académicos que se emplean.

  • Los hombres y jóvenes, en general, por un lado, se sienten agredidos por discursos que los culpabilizan, y por otro, no son conscientes de que tienen y usan privilegios patriarcales.

Estos no entienden que les pide o exige el feminismo.

  • Los hombres y jóvenes se sienten abandonados de sus circunstancias, ya que el feminismo está centrado en el empoderamiento de las mujeres.

No obstante, se dieron algunas pistas (en clave propositiva) sobre buenas prácticas a emplear para que los hombres se unan al feminismo.

Algunas de ellas fueron:

  • Se han de buscar diálogos, estrategias, lugares y nuevas alianzas con otros tipos de lenguajes y formas de comunicación.

  • Se han de invertir mayores esfuerzos en los cambios estructurales, no paliativos. A este respecto, es fundamental llegar a los varones, que es el grupo al que no se llega habitualmente.

  • Se ha de asumir que hay ciertas contradicciones en el camino de transformación y deconstrucción. Debemos de ser capaces de perdonarnos y respetar los ritmos personales de los distintos hombres, especialmente los de aquellos que se acercan las primeras veces.

  • Nuestro trabajo desde las Masculinidades Disidentes tiene que dirigirse al colectivo de hombres, sin querer ser salvadores, ni inmiscuirse en los debates y en las decisiones de otros feminismos.

 

  • Se ha de utilizar más pedagogía y más amabilidad en los discursos, así como cuestionar cuáles son las causas de los pocos avances conseguidos.

 

  • No se ha de generalizar con estereotipos al colectivo de hombres, el cual es diverso. El reconocimiento de los distintos tipos de privilegios ha de ser progresivo y dependerá de cada caso y de los propios ritmos de cada persona. La deconstrucción es un proceso gradual que poco a poco lleva a los hombres a reconocer los usos y abusos del Patriarcado, los daños producidos y las reparaciones que debemos de realizar.

 

  • El trabajo con hombres ha de comenzar por explicarles las ventajas de posicionarse por el feminismo, ya que los hombres sienten con frecuencia que el feminismo es algo que no tiene relación con ellos.

 

  • Se ha de plantear el trabajo con hombres con parte de la libertad y la igualdad, como parte de la defensa de valores democráticos y los Derechos Humanos.

 

  • Se han de analizar nuestras masculinidades no solo desde lo que somos, sino también desde lo que no hemos podido ser, es decir, el Patriarcado es una forma de coartar también las libertades de los hombres para escoger quiénes quieren ser y cómo quieren vivir.

 

  • Se han de demandar y exigir políticas públicas obligatorias sobre masculinidades en los diferentes sectores, no solo desde Igualdad, es decir, las políticas pueden orientarse a medios de comunicación, empleo, salud, educación, cuidados, paternidades, servicios sociales…

Éstas fueron algunas de las ideas aparecidas. Sería interesante retomar en un futuro próximo este debate para analizar aquellas experiencias que están funcionando o han funcionado bien en el trabajo con los hombres, así como plantear nuevas ideas al respecto.