MASCULINIDAD, violencia y espacio público

Ayer nos reunimos aproximadamente 60 personas en el Instituto Universitario de Investigación de Estudios de las Mujeres y de Género de la Universidad de Granada para visualizar Todas las mujeres que conozco (2018) de la directora gallega Xiana do Texeiro.

Una apuesta por la palabra frente a la imagen que discurre en una distendida e intimista charla, abordando la desigualdad social entre hombres y mujeres en nuestro país, aunque desde un contexto gallego, en este caso. Conversaciones que se abordan en tres escenarios diferentes y que parten del punto de inflexión de Alcàsser y los cambios de conducta que ha conllevado para las mujeres a nivel nacional, con el altavoz sensacionalista de los medios de comunicación

Así, de lo personal a lo político, las vivencias de las protagonistas de este documental ponen en evidencia la violenta masculinización de las calles, usando el medio como altavoz para encontrar un discurso sobre el miedo que no alimente más el terror en las mujeres.

En el debate posterior, las impresiones fueron muy variopintas. Aunque en general, el film despertó el interés de los asistentes y agradecieron su proyección. De hecho, se insistió mucho en la necesidad de proyectar este tipo de materiales en los centros educativos con el fin de despertar consciencia en los más jóvenes. Algo en lo que hubo un gran acuerdo, debido a la naturalidad con la que se tratan los temas recogidos y la mezcla de emociones que despierta la realidad de las mujeres que intervienen. Sin embargo, dada su duración, entendemos que no es algo que podamos usar en talleres, pero si previamente al trabajo con alumnado y profesorado de los centros educativos.

Se insistió en la intención que puede haber detrás de colocar sistemáticamente a las mujeres como potenciales víctimas y a los hombres como potenciales agresores. Y la necesidad de dejar de incrementar el miedo en ellas y normalizar otra serie de comportamientos en ellos. Ante esto, hubo una reacción muy acertada y que no puede pasar desapercibida, centrando el interés por hacer del miedo un problema binario, teniendo en cuenta la cantidad de identidades no normativas que resultan víctimas de una masculinidad concreta. 

Puesto el punto de mira en la masculinidad normativa, y visto como un problema común, aunque coincidimos en que por suerte, hay un cambio social positivo, se apuntó la necesidad de insistir a todos los niveles en una perspectiva de género masculina que incida en la deconstrucción de masculinidades que puedan resultar una amenaza para el hasta ahora mito de la igualdad. Algo cuyo peso, no puede recaer sólo en la educación formal, sino que debería de formar parte de los principales núcleos de aprendizaje, como son las familias.

Memorable la intervención de un chico que hizo hincapié con un ejemplo personal en cómo el visionado de este tipo de materiales podría haber evitado muchas conductas machistas de su juventud. Además, consideramos que estos espacios y otros espacios seguros donde se dirijan bien los diálogos acerca de las violencias recogidas en el documental, son muy necesarias para alertar a los hombres y que se enteren de cómo vive una mujer en espacios donde a nosotros, como hombres, nos queda mucho por deconstruir, repensar y cambiar. Sobre todo si potencian las reacciones que podimos disfrutar ayer en la sociedad.

Sin más, esperando que disfrutaseis tanto como nosotros de la tarde de ayer, queremos dar las gracias a todas las personas que nos acompañaron ayer y, en especial, a las compañeras que ayer se encargaron de dirigir el evento y de velar por su buena realización. Nos vemos el 6 de junio con la última película de este ciclo, Ander (2009) de Roberto Castañón