Este Orgullo reivindicamos el respeto a los derechos humanos LGBTIQA+

 

A pesar de que suscribimos cada una de las palabras que contiene el manifiesto que nuestra Red ha creado junto a otras asociaciones LGBTIQA+ de Granada (el cual podéis leer aquí), no queríamos dejar pasar este día sin hacer una pequeña reflexión acerca de todo lo que mueve el Orgullo y de lo mucho que nos queda por hacer, para que no sea puesto más en duda. 

Como cada 28 de junio, conmemoramos la Revuelta de Stonewall de 1969 contra la represión policial en el pub Stonewall Inn de Greenwich Village de Nueva York. Una de las luchas más legendarias de la comunidad LGBT contra el sistema que coarta sus derechos y libertades.

Nuestra realidad convive con el avance de la Ultraderecha en nuestro país y a lo largo de Europa, siendo esto solo en primer vestigio de todo el desarrollo de unas políticas de retroceso en materia de los derechos de las diversidades de identidad, sexualidad y género, y es algo que desde la Red de Hombres por la Igualdad no queremos consentir.

Mientras en 2011, España era el segundo país europeo en derechos LGBTIQA+, diez años después ocupamos el puesto 11, acabando con la imagen de referencia que tanto nos costó construir en este país y dando un toque de atención a la ciudadanía y a nuestros políticos, recordándonos que no podemos bajar la guardia porque nuestros derechos y libertades se están viendo mermadas.

Nuestra realidad, es que sólo en nuestro país, las agresiones al colectivo han aumentado un 10% con respecto a años anteriores. Y mientras tanto, hay políticos y parte de la ciudadanía que se atreven a poner en tela de juicio la necesidad de una educación sexual, siendo esta una de las pocas armas con las que contamos para hacer frente a valores que atentan directamente contra nuestros derechos humanos y coartan nuestra libertad de ser.

No pedimos normalidad ni tolerancia, exigimos respeto en base a una historia que nos ha denigrado, matado y relegado a los márgenes sociales, obviando nuestra historia, nuestra lucha, nuestros logros e incluso nuestra propia existencia. Algo que tristemente, sigue de plena actualidad dados los casos de lgbtiqafobia como el reciente atentado ocurrido en el London Pub de Oslo, la capital noruega, contra la comunidad, que ha acabado con dos personas fallecidas y más de veinte heridas, motivado por el odio. Un hecho que, lejos de ser aislado, se suma a otros como el caso del tiroteo en la discoteca Pulse en Orlando, Florida en 2016 o el asesinato de Samuel Luiz en una agresión grupal en A Coruña hace escasamente un año. Y estos son tan solo los más visibles en los medios de comunicación.

Medios que nos agreden constantemente dando voz a discursos dañinos contra la comunidad y actuando de altavoz de una política miserable que se ha posicionado públicamente contra nuestra existencia. Hecho al que sumamos otras agresiones más invisibilizadas como la lgtbiqafobia institucional, la falta de recursos y apoyos desinteresados y la falta de unas políticas públicas que garanticen nuestros derechos humanos. Los conseguidos y los que nos quedan por asegurar.

Y a pesar de que el Estado Español sea pionero en numerosos avances y consecución de derechos para la comunidad, debemos pensar en cómo estamos siendo tratades a nivel global. No solo se están penando a las personas que la conforman por ser quienes son, sino que se están generando «zonas libres de LGBTIQA+» en países como Polonia y Hungría, e incluso siguen siendo asesinades en otros países por ejercer su derecho a expresarse libremente. Para muestra, la amenaza de arrestar de 7 a 11 años a toda persona que muestre una bandera LGBTIQA+ en el Mundial de Catar, donde se celebrará a pesar de la condena internacional que está haciendo nuestra comunidad.

El Orgullo no es una fiesta, es una celebración de nuestros derechos, un golpe de realidad social y de visibilidad, una exigencia de respeto, una demostración de valentía y manifestación donde se nos oiga gritar que no pensamos rendirnos y que vamos a pelear por cada uno de los derechos y libertades que nos quedan por conquistar. Es un momento ideal para posicionarnos contra quienes amenazan constantemente nuestras vidas.

Nos queda mucho por hacer, pero lo haremos juntes.