reflexiones tras el club de lectura.

 

¡Maldito Estereotipo! ¿Cuántas veces habremos dicho eso para quejarnos de las imposiciones sociales? Pues ayer, tuvimos la suerte de formar parte de un espacio de encuentro con la autora de este maravilloso libro, Yolanda Domínguez y con la participación de Octavio Salazar. Un encuentro junto a miembros de nuestra red, el Espacio de Hombres por la Igualdad de Jaén, la FIS y Ahige Andalucía, además de otras muchas caras nuevas, a las que agradecemos enormemente su participación.

Este fue prácticamente el inicio. La valoración de que cada vez, estos espacios mixtos de intercambio, se estén instaurando  como iniciativas y la necesidad de que tomemos conciencia de su importancia. Sobre todo, teniendo en cuenta la incidencia y el poder que tiene la cultura sobre quienes la consumimos y sobre la que necesitamos posicionarnos. Debemos conocer el papel tan crucial que jugamos en su configuración y difusión. Porque la cultura visual, está llena de miradas subjetivas muy válidas y con una marcada ideología, que no tiene por qué ser dañina, siempre y cuando existan otras perspectivas que contrarresten su visión

Decía la propia Yolanda, con mucha razón, que somos analfabetos en lo que al audiovisual se refiere. Está claro que la imagen es un potentísimo instrumento educativo y de subversión, pero hay que tener las herramientas para poder desgranar aquello que nos ofrece. Sobre todo, cuando las cadenas televisivas se llenan de programas que entretienen con juicios de valor ya construidos sin dar lugar a reflexión crítica alguna. Quizá por eso apuntaba Octavio la peligrosidad que supone no tener fijadas unas buenas políticas de prevención. Sobre todo, en países donde no se sancionan a las cadenas que objetualizan, sino al hombre, producto directo de la información que consume. De lo cual, la juventud, es la más perjudicada.

Lo importante, decía la autora, es que se empieza a denotar interés en las agencias y medios de comunicación por esta falta de conocimiento, lo que significa que, de una forma u otra, se han dado cuenta de que existe un problema. Pero, mientras tanto, recurrir a estos espacios donde hombre y mujeres interactúen y se produzcan sinergias, estamos ayudando a que esa disidencia de los discursos más rancios, tengan menos trayectoria. Muy acorde a la necesidad de las 3 C, que quedan recogidas en el libro: Consciencia, Conocimiento y Compromiso. Ya que el mayor enemigo de la igualdad, es la pereza por cambiar.

El encuentro, terminaba con una reflexión, donde se apuntaba la importancia de conocer la forma de hacer clic en la cabeza del aun tan alto porcentaje de hombres que no se da cuenta de cómo intervienen estos discursos en su día a día. Porque, si bien nunca va a existir un movimiento que llegue a todo el mundo y lleve la verdad absoluta por bandera, sí que podemos, a partir de nuestro compromiso, contribuir, al menos, a generar debate.

Para finalizar, agradecer a quienes estuvisteis presentes la participación y, a quienes contribuís a generar estos espacios vuestra disposición. Para nosotros, como siempre, ha sido un placer.