Ciclos de seminarios sobre violencias machistas. Nos queremos vivas. 

Seminario 3 “Interseccionalidad”

Ministerio de Igualdad.

Reseña por José Alfaro

RESEÑA

Con la moderación de Rita Bosabo Gori y la participación de Tania Sordo Ruz, Blanca Pacheco Lupercio, Beatriz Micaela Carillo de los Reyes y Silvina Monteros Ovelar, el pasado jueves 26 de noviembre tuvo lugar un seminario sobre interseccionalidad, organizado por el Ministerio de Igualdad al objeto de alimentar sus futuras políticas. El evento se estructuró a partir de una pregunta general a la mesa, y una específica a cada invitada.

A continuación presento los principales puntos tratados:

● El término interseccionalidad fue introducido en 1989 por Kimberlé Cremshaw y destaca la superposición de rasgos humanos de distinto orden tales como el género, la etnia, la raza, la diversidad sexual, la diversidad funcional, etc. que interseccionan al funcionar como elementos de opresión interconectados, multiplicando la vulnerabilización de las mujeres. Nace a partir de la racialización de las mujeres en los feminismos africanos y asiáticos. El feminismo decolonial nos muestra cómo añadir a la mirada de género, aquella interseccional.

● El machismo, el clasismo, el capacitismo, el racismo, la aporofobia, la homotransfobia, los mitos, los estereotipos, los prejuicios…, operan casi siempre de forma simultánea. Funcionan a modo de resortes de simplificación, negando lo complejo de la vida. Actúan oprimiendo a las personas atravesadas por estas realidades para “hacerlas desaparecer” a partir del ejercicio de la exclusión. La interseccionalidad es la clave para cuestionar el marco establecido y buscar las voces ausentes. Los gobiernos tienen la obligación de actuar activando esta herramienta porque así lo demandan todos los tratados internacionales en defensa de los derechos humanos. Sin embargo se producen violaciones institucionalizadas de estos derechos como los denunciados por el CEDAW (Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer) con ejemplos de países con prácticas de colonialismo moderno como Canadá, con vulneraciones graves de los derechos de niñas y mujeres indígenas; EEUU con el reciente caso de las fronteras con México, y otros paises como Honduras y Guatemala con la defensa de los intereses de las grandes corporaciones en la explotación de los territorios indígenas. Todo ante el silencio del conjunto de las sociedades desarrolladas e incluso la complicidad de sus gobiernos, lo cual demuestra la interiorización y normalización de la discriminación en aras de un orden económico por encima de lo humano. España no es una excepción a todo esto.

● “A veces, se necesita toda una vida para salir de una situación de violencia”. Se obvia que la “salida” se produce a un mundo organizado sobre la base de machismos, racismos, discriminaciones etc, muy difíciles de cambiar por lo que, para muchas personas atravesadas por estas categorías sociales, no hay “salida definitiva”.

● Una “idea plana y simple” del contexto social y económico actual, nos impide entender la complejidad y las interconexiones que constantemente existen para que una persona, sin apoyos, no pueda “salir del círculo de violencia”. Por ello es fundamental formar al sector profesional que trabaja con personas en situación de vulnerabilidad socio-económica donde interactúan varias situaciones de opresión. Se mencioana a las fuerzas policiales, el personal administrativo, el sector judicial y el de la abogacía (especial atención a los turnos de oficio), además del personal que trabaja en los servicios sociales locales. Se necesita investigación con respecto a este tema de manera que se amplíen los indicadores a tener en cuenta, así como políticas más en contacto con las necesidades de estas personas.

●  En Ecuador, la casa María Amor presenta una buena práctica que incluye elementos que permiten acumular fortaleza desde un “abrazo sororo” donde se reconocen todas como compañeras, independientemente de que sean supervivientes de la violencia, o trabajadoras. Fundada en 2004 su metodología pone en funcionamiento programas, como “Mujeres con éxito”, que contemplan un posicionamiento político empoderador cuyo foco recae en los elementos capacitadores de logros, dentro y fuera de la casa. Paralelo a esto, se lleva a cabo una sensibilización profunda sobre la toxicidad de la estructura social en la que crecieron ellas y sus hijos e hijas, únicamente combatible con la fuerza de la unión, la creación de redes y utilización de apoyos. Todo esto cruzado por un proceso de sanación de los cuerpos que les permita “volver a tener una luz que seguir”. El trabajo de reciclaje y de permaculltura en las huertas establece un contacto entre la naturaleza y la posibilidad de generar otra vida para ellas.

●  La producción legislativa ha de incluir un carácter holístico. Ocurre que a menudo, el sentido de una ley contradice al de otra. Por ejemplo, la Ley de Medidas de Protección del 2004, en el caso de las mujeres migrantes, hasta hace muy poco tiempo, se cruzaba con la ley de extranjería dejando solas y aisladas a las mujeres en situación de irregularidad jurídica. Ha costado mucho salvar esta barrera y aún existen otras, (de tipo legislativo o de aplicación legislativa) que necesitan de la perspectiva interseccional.

● El programa ATEMPRO (servicio telefónico de atención y protección), los programas de seguimiento por pulsera, o las ayudas económicas contempladas por la ley, operan actualmente con mujeres migrantes en un 14%, sin embargo, las estadísticas sobre la violencia machista que viven estas mujeres arrojan una cifra superior al 30%. Esto desvela un claro fracaso institucional de la atención a más de la mitad de las mujeres migrantes afectadas. Se pide también la reestructuración del sistema BioGén que es una forma protocolaria de valorar los riesgos y generar informes que den acceso a protección. También se subraya que los servicios de atención psicológica funcionen desde el primer momento. De todo ello se desprende que la interseccionalidad no solo es interesante para el análisis de las violencias, sino también para la evaluación de instituciones e instrumentos de asistencia.

●  Es importante trabajar también con los hombres porque si trabajamos solo con las mujeres lo que hacemos es “esencializar el hecho de la violencia”, ”no somos mujeres vulnerables sino mujeres vulnerabilizadas” por una estructura legislativa patriarcal minada de barreras para la “salida de los círculos de violencia”.

●  Con respecto al mundo gitano, aún hoy la Real Academia incluye una acepción de “trapaceros” al término gitano. El pueblo gitano viene de una historia de discriminación y rechazo aún hoy latente. La última ley anti-gitana se abolió después de la democracia. Este “tabú de la desconfianza” genera mucha marginación y pobreza, que afecta mucho más a las mujeres gitanas que llevan consigo el peso de las tradiciones. Entre las mujeres gitanas hay una gran reticencia a interponer denuncias. La mirada hacia la mujer gitana es condescendiente, residual, exótica y excepcional en el caso de vidas integradas. La demanda es que se reconozca al pueblo gitano para poder superar el racismo. Las instituciones han de ser las que lleven a cabo los cambios porque desde el tejido asociativo solo se puede presentar los planteamientos, pero es muy difícil alcanzar cambios sustanciales.

El seminario concluyó con una idea de unión inequívoca en las luchas feministas tales como la desigualdad laboral, la brecha salarial, el reparto desigual del poder y de los cuidados, el techo de cristal, las violencias machistas etc, sin embargo a menudo dejamos fuera la mirada solidaria a la particularidad de esas otras mujeres cuyas categorías sociales oprimidas se superponen. Necesitamos incluir la necesaria reflexión sobre la interseccionalidad en la ”casa del feminismo” a partir de la escucha activa, y la empatía de mujeres y hombres que formamos esta familia del feminismo donde en vez de hablar las unas por las otras, tengamos la obligación de unir las voces de todas y todos.

Jose Alfaro